Amabilidad

 

Sé amable

Los grandes gerentes también se dan cuenta de que la amabilidad es el mejor potenciador del desempeño. Mientras más amabilidad muestres a tus empleados, más te darán y cuanto más te den, más tendrán. La mejor manera de lograr que un empleado vaya más allá del llamado del deber es ir más allá del llamado del deber usted mismo.

Los grandes gerentes se dan cuenta de que la amabilidad es el mejor potenciador del desempeño.

Un simple acto de bondad puede alegrarle el día a un empleado. Bob Sutton, profesor de Stanford y autor de The No Asshole Rule, fue llamado una vez por una compañía de software para ayudarlo a lidiar con un empleado particularmente malo. Hizo una sugerencia al director ejecutivo, que había intentado en vano que el empleado cambiara de actitud. El director ejecutivo aceptó la sugerencia y le dijo al empleado que estaba considerando despedirlo, ya que no había seguido el código de conducta de la empresa. Luego, el director ejecutivo le dijo al empleado que si aceptaba hacer algunos cambios, le daría otra oportunidad. El empleado estuvo de acuerdo con los términos.

Luego, el director ejecutivo le dijo al empleado que lo mantendría, pero que estaría mirando por encima del hombro todo el tiempo para asegurarse de que estaba siguiendo las reglas. El director ejecutivo dijo que si el empleado no seguía las reglas, sería despedido. Luego, el director ejecutivo se levantó, rodeó el escritorio, estrechó la mano del empleado y le dijo que estaba contento de darle otra oportunidad.

El empleado, que estaba lleno de rabia y no podía creer que le dieran una segunda oportunidad, salió de la oficina aturdido. Al salir, el director ejecutivo le dijo que cuando estuviera listo para empezar a trabajar de nuevo, estaría en su oficina. El empleado le dio las gracias, pero dijo que no estaba seguro de estar listo para empezar a trabajar de nuevo. El CEO sonrió, le dijo que estaba listo para comenzar a trabajar nuevamente y luego salió de la habitación.

El empleado salió del edificio, se subió a su automóvil y comenzó a alejarse. Mientras conducía, comenzó a llorar. Se dio cuenta de que le habían dado una segunda oportunidad y que le habían mostrado bondad a pesar de que nunca había mostrado la misma cortesía a nadie más. Sabía que nunca volvería a maltratar a nadie en la oficina.

 
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